Era extraño. Durante una noche jugaron a ser ellos mismos. Después de mucho tiempo de fingir no creer, ellos volvieron a mirarse como si nada nunca hubiese pasado. Sobraron lágrimas, sobraron caricias, sobraron reproches y sobro cariño. El cariño que es difícil encontrar en todos lados. Ese que te invade por adentro y que te hace temblar de felicidad y tristeza. El que viene acompañado de verdaderos sentimientos y movilizan todo tu presente y pasado, para hacerte sentir que seguís viva y que en tu futuro queres vivir con esta fuerza que viene acompañada de estas emociones.
Es complicado. Cada relación es un mundo. Pero ellos sabían que el pasado era imborrable, lo vivido había dejado marca, y ellos habían sufrido mucho por esta historia que ya había sido concluida años atrás. Cada vez que se veían era jugar a quien era el que mejor podía ignorar al otro. Cada vez que se encontraban cara a cara, sin poder esquivarse, era mantener una charla cordial sin sinceridad.
Tal vez este encuentro sucedió porque ya se dieron el suficiente tiempo para que esas heridas que se habían hecho sanen... o quizás simplemente necesitaban dejar de fingir que no pasa nada por un rato para así acariciar la realidad.
Sea como sea... ella lo tenía adelante. Mirándola con ojos sinceros y tristes, preguntándose porque todo tuvo que ser de esa manera. La noche concluida y sus presentes al descubierto, les recordó que los dos ya tienen una vida alejada. El abismo volvió a cumplir su trabajo. Sus presentes ya estaban separados. Algo en los ojos de él nuevamente había cambiado. Ya no había rastros de la sinceridad de ayer, en su lugar la distancia otra vez.
Pero algo en ella había cambiado. Ya, sinceramente, no le importaba. Cuando uno ya no encuentra emociones en sus sentimientos creo que es porque ese sentimiento se termino. Eligió sonreír, y volver a la relación cordial que habían logrado un año atrás. Dejar que esa noche pasara a el olvido, y abrir lo ojos para ver que realmente nada había cambiado. Que él seguía siendo igual. Sin valor y coraje no hay nada que se pueda alcanzar.
Es complicado. Cada relación es un mundo. Pero ellos sabían que el pasado era imborrable, lo vivido había dejado marca, y ellos habían sufrido mucho por esta historia que ya había sido concluida años atrás. Cada vez que se veían era jugar a quien era el que mejor podía ignorar al otro. Cada vez que se encontraban cara a cara, sin poder esquivarse, era mantener una charla cordial sin sinceridad.
Tal vez este encuentro sucedió porque ya se dieron el suficiente tiempo para que esas heridas que se habían hecho sanen... o quizás simplemente necesitaban dejar de fingir que no pasa nada por un rato para así acariciar la realidad.
Sea como sea... ella lo tenía adelante. Mirándola con ojos sinceros y tristes, preguntándose porque todo tuvo que ser de esa manera. La noche concluida y sus presentes al descubierto, les recordó que los dos ya tienen una vida alejada. El abismo volvió a cumplir su trabajo. Sus presentes ya estaban separados. Algo en los ojos de él nuevamente había cambiado. Ya no había rastros de la sinceridad de ayer, en su lugar la distancia otra vez.
Pero algo en ella había cambiado. Ya, sinceramente, no le importaba. Cuando uno ya no encuentra emociones en sus sentimientos creo que es porque ese sentimiento se termino. Eligió sonreír, y volver a la relación cordial que habían logrado un año atrás. Dejar que esa noche pasara a el olvido, y abrir lo ojos para ver que realmente nada había cambiado. Que él seguía siendo igual. Sin valor y coraje no hay nada que se pueda alcanzar.
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